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Independientemente de lo que los demás digan de ti, Jesús te ama profundamente y le duele cuando te lastiman.

Tu jornada puede ser más difícil de lo que pensabas y más solitaria de lo que debería ser, pero no estás solo.

Tu pasado no tiene por qué definir tu futuro...Dios da segundas oportunidades.

 

Incluso cuando la gente te da la espalda, Dios nunca te abandonará.

No solo eso, Él tiene un plan y un propósito para tu vida.

El problema es que todos hemos pecado y eso nos separa de Dios.  

La Biblia dice: «Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios».

(Romanos 3.23)

También dice que «La paga del pecado es muerte». (Romanos 6.23)

Pero la buena noticia es que Dios hizo un camino.

Dios envió a su Hijo Jesucristo a morir por nuestros pecados.

Jesús vivió una vida sin pecado y luego murió en la cruz para pagar la condena por nuestros pecados.

«Dios mostró su amor por nosotros en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros». (Romanos 5.8)

Jesús resucitó de entre los muertos y ahora vive en el cielo con Dios, su Padre. Él nos ofrece el regalo de la vida eterna: vivir para siempre con Él en el cielo si lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador.

 

Jesús nos invita a formar parte de su familia.

«Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios». (Juan 1.12)

 

Puedes elegir pedirle a Jesucristo que perdone tus pecados y entre en tu vida como tu Señor y Salvador.

 

Si quieres aceptar a Cristo y apartarte de tus pecados, puedes pedirle que sea tu Salvador y Señor orando esta oración:

 

«Señor Jesús, creo que Tú eres el Hijo de Dios. Confieso que moriste por mis pecados según las Escrituras, fuiste sepultado y resucitaste de la tumba para darme una nueva vida. Por favor perdona mis pecados y dame el regalo de la vida eterna. Te pido que entres en mi vida y en mi corazón para ser mi Señor y Salvador. Quiero servirte siempre».

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